Facebook, siempre Facebook. Desde que Mark Zuckerberg empezó a salir de compras, la red social convertida en gigante de internet ha pasado a ser uno de los jugadores más importantes de la red. WhatsApp e Instagram son algunas de las aplicaciones más exitosas del mercado que han terminado bajo el paraguas de la red social y, en conjunción con Facebook Messenger, se han convertido en las reinas absolutas de la mensajería instantánea, tanto móvil como de escritorio y fotos.
Por ello, no es de extrañar que los números agregados de las plataformas de Facebook constituyan la inmensa de mensajes enviados a través de la mensajería instantánea, con excepción de algunos player más recientes como Telegram, LINE y WeeChat.
No obstante, la hegemonía de la red social todavía tiene un handicap que superar si quiere controlar, en mayor o menor medida, las interacciones sociales entre los usuarios que utilizan la red para comunicarse. Lógicamente el paso de la red social de convertir su app Messenger en una plataforma en la que alojar apps de terceros como valor añadido es un movimiento interesante si tenemos en cuenta que LINE basó su éxito y posterior decadencia (sobre todo en el mercado occidental) en ese modelo.
La oportunidad de abrir el mercado y la plataforma a desarrolladores de terceros y a apps ya existentes permite a Facebook aumentar la percepción de valor de cara al usuario, por lo que aumenta su fidelidad y una actitud activa de los usuarios. Por otro lado, el movimiento de llenar una app con características que, bajo la pretensión de suponer un valor añadido, puede generar una pérdida de aquellos usuarios que simplemente quieren utilizar una app para comunicarse y nada más. Facebook Messenger como plataforma de desarrollo y mensajería es un buen movimiento, pero también puede tener un efecto no esperado sobre todo para los usuarios más casuales, mayoría en Facebook, que tarden en acostumbrarse en el movimiento de app a plataforma.
En este sentido, el movimiento de Facebook en realidad no importa si sale bien o sale mal, puesto que junto con el anuncio de Facebook Messenger como plataforma también, Mark también ha comentado las intenciones de la compañía de mantener WhatsApp con la esencia que les vio nacer.
¿No quieres una app recargada venida a más en forma de plataforma? No te preocupes, tienes WhatsApp. Vale que esta última no sirve para conectar con nuestros amigos de Facebook, pero si que supone, dentro de la misma compañía, una alternativa más que una app que haga competencia a Facebook. Mismo uso, distinta ejecución pensarán los chichos de Facebook.
Asia. China.
En esta línea, el mayor problema que tiene Facebook para conquistar de una vez por todas la mensajería instantánea, tanto móvil como de escritorio es Asia. Y no se trata de una cuestión de penetración de mercado, de percepción del usuario o de internacionalización en base a los gustos y costumbres sociales, económicas y culturales de la región. Es una cuestión que está estrechamente con su modelo de negocio y con los factores que han propiciado su éxito en occidente.
Facebook, como red social y servicio de mensajería, no puede conquistar el mundo de la interacciones sociales porque no puede entrar en China. Ese es su principal reto y su principal problema. Y como decía, no es un problema de modelo de negocio, es un problema de relaciones públicas, política interna y factores socio-políticos de la región, el mayor escollo para la internacionalización de una empresa si olvidamos por un momento la adaptación cultural.
El problema de Facebook es que, en palabras de su fundador, quieren conquistar el mundo pero la realidad es que no pueden llegar a un tercio del total de los habitantes del mundo. Estamos hablando de que hay más personas viviendo (y usuarios potenciales de la empresa del Sr. Zuckerberg) en la región asiática que en el resto del mundo, puesto que el gobierno chino impide el acceso a la red normal desde 2009.
Más de 500 millones de personas (edad relativa y acceso a la red) en el mundo que cada vez tienen más fuerza en términos de consumo no pueden usar Facebook ni ninguna de sus apps asociadas y, paradójicamente, son usuarios masivos de redes sociales que podrían solucionarle de un plumazo la cuenta de resultados a Mark y darle un buen empujón a la capitalización de su empresa.
Dado cierre a las empresas occidentales y la agresiva competencia del mercado social local -Sina Weibo, Tencent- la compañía lo tiene muy difícil para conquistar ese mercado. Incluso si Facebook obtuviese el improbable permiso del gobierno chino para operar en el país asiático nada garantiza una migración masiva a la red social norteamericana.
Hipertextual.
#Elmero.
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